Hace unos días salió en la prensa, la muerte de dos personas de León por una Encefalopatía Espongiforme, también llamado “mal de las vacas locas” o variante de la enfermedad de Creutzfeldt-Jakob.
Esta enfermedad apareció en 1986 en Reino Unido y se extendió a Europa por la exportación de piensos contaminados, probablemente con restos cárnicos y óseos en descomposición importado en forma de harina por Gran Bretaña de la India y sur de Asia. Consiste en una enfermedad degenerativa del sistema nervioso central y que concluye con la muerte del animal.
El prión es el agente causal que anida en el tubo digestivo de la vaca y de ahí pasa a los tejidos nerviosos, cerebro, médula espinal y se instala allí, esto ocurre en un año desde la infección del animal. En el ser humano se aprecia un progresivo deterioro mental, falta de visión, espasmos musculares etc. El consumo de espinazo de ternera mayor de un año (Chuletón), así como el cerebro del animal se prohibió en el año 2000, así que las dos personas ahora muertas debieron contagiarse antes de esta fecha. Posteriormente en el 2005 se amplió el consumo hasta los 24 meses, pues había mejorado la epidemiología. Hoy la Comisión Europea tras un informe de la Autoridad Europea para la Seguridad Alimentaria (AESA), quiere ampliarlo hasta los 30 meses.
Por tanto antes de comprar chuletón debemos asegurarnos de la edad del animal. No debemos consumir bajo ningún concepto estas partes de la vaca que superen los 30 meses.
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